La margen sur de la cuenca del río Santa Cruz

En cotas bajas localizadas en la cuenca superior del río, las  ocupaciones humanas son discontinuas hasta hace unos 5.300 años, cuando empieza el período más largo de humedad identificado en el área, según lo que indican los estudios paleoambientales.

Poco tiempo después se registran las primeras ocupaciones en la Sierra Baguales, en el sitio Cerro Verlika 1, a aproximadamente 1.100 msnm.

Hace unos 4.300 años, con posterioridad a la depositación en el área de ceniza volcánica que, de acuerdo con los estudios de Ch. Stern, provenía del volcán Aguilera (Chile), se comienzan a realizar entierros en el área. Se han encontrado individuos de distintas edades –adultos y jóvenes o niños-, que se han depositado en un período de aproximadamente 200 años en estructuras excavadas dentro del abrigo rocoso denominado Río Bote 1, los que se tapaban con rocas. En el momento en que se los encontró, el río Bote había erosionado gran parte del sitio y los restos que contenían, y se encontraba en riesgo por factores naturales y culturales.

Los trabajos realizados con T. Montenegro mostraron que los cuerpos se envolvían probablemente en cuero pintado, lo que se dedujo dada la presencia de pigmento sobre los restos óseos y su ausencia en los sedimentos próximos. En algunos casos se encontraron restos de instrumentos líticos y óseos muy próximos, los que podrían haber sido depositados junto con los cuerpos. Sin embargo, como al cavar las estructuras para depositar los cuerpos se alcanzaron depósitos más antiguos que poseían restos de artefactos y comida, es difícil establecer en muchos casos si fueron depositados junto con ellos o si procedían de estas ocupaciones previas. Entierros similares, en estructuras cavadas en abrigos, se encontraron también más al sur, en el área del campo volcánico de Pali Aike y en cercanías de Última Esperanza, en Chile. Esto indica la existencia de costumbres compartidas entre los seres humanos que habitaban la cuenca superior del río Santa Cruz y aquéllos que se encontraban más al sur, a más de 250 km de distancia, entre hace 4.200 y 4.000 años, lo que podría relacionarse con costumbres compartidas entre distintos grupos o con sus desplazamientos a lo largo del tiempo.

De acuerdo con los estudios genéticos realizados por Moraga y Galimany, los individuos analizados recuperados en el sitio Río Bote 1 estaban emparentados. El linaje materno al que corresponden resulta llamativo dada su baja frecuencia en poblaciones aborígenes actuales de Patagonia centro-meridional y en otros individuos de sitios tempranos de Patagonia. En uno de los casos, los análisis correspondientes a la línea paterna muestran la presencia de un linaje no representado hasta el momento en Patagonia.

Por otra parte, hace unos 4.300 años empieza a utilizarse un nuevo método de talla en la cuenca superior del río Santa Cruz, que es el Levallois recurrente centrípeto, una variación de la técnica Levallois (ver recuadro Lítico en Líneas de Investigación). No sabemos si la utilización de este nuevo método de talla se puede relacionar con el mejoramiento climático y una nueva forma de aprovechamiento del área -que trajo aparejada una variación tecnológica- o con la entrada de nuevos grupos humanos área, lo que es posible dada las bajas densidades de población. Este mismo método de talla está presente más al sur, en el área de cerro Castillo, a unos 90 km de distancia en línea recta, como mostraron los estudios de M. Langlais y F. Morello y se ha identificado también más hacia el sur, tanto en la Patagonia continental como en la insular. Sin embargo, no se ha encontrado hasta el momento en Patagonia, al norte de la cuenca del río Santa Cruz.

La existencia de semejanzas tecnológicas y en las formas de entierro entre la cuenca del río Santa Cruz y espacios localizados más hacia el sur, y la falta de éstos al norte de este río sugiere que es probable que entre hace 4.300 y 3.900 años distintos grupos culturales hayan habitado el norte y sur de la cuenca, lo que deberá continuar siendo estudiado. Esto no quiere decir que no haya habido interacción ocasional entre ellos.

Hace algo más de 3.300 años encontramos las primeras ocupaciones en un abrigo rocoso en el bosque, al oeste de Lago Roca y también, de acuerdo con las dataciones obtenidas por F. Carballo Marina, las primeras evidencias de utilización humana de los médanos, en la costa de Lago Argentino.

Las ocupaciones en médanos se hacen más frecuentes desde hace aproximadamente 2.500 años, durante un período de oscilaciones climáticas entre períodos más húmedos y más áridos. Son en general ocupaciones breves. En un caso (Alice 1), se observó la presencia de extracción de hojas mediante técnica laminar (ver Lítico en Líneas de Investigación), mientras que en otros casos (Laguna Nimez) se identificó la utilización del método de talla Levallois recurrente centrípeto.

A este período de oscilaciones climáticas corresponden las primeras evidencias de la presencia del método de talla recurrente centrípeto en la costa, que se ha identificado en dos concheros ubicados en la parte alta de cañadones (figura). No sabemos cuál es la razón de la presencia de este método de talla costa, pudiendo tratarse de un método que compartieron distintos grupos humanos al sur del río o del resultado del desplazamiento de grupos humanos a causa de las fluctuaciones ambientales en la cuenca superior del río. Esta tecnología se ha encontrado también en el curso medio de la cuenca en el marco de los trabajos de los restos arqueológicos afectados por la construcción de las presas, pero carecemos aún de fechados.

A lo largo de todas las ocupaciones humanas en este espacio, la principal presa explotada es el guanaco, aunque se han encontrado algunos cambios en su aprovechamiento, los que en algunos casos se han relacionado con las variaciones climáticas existentes (ver Fauna en Líneas de Investigación).

Hace alrededor de 800 años hubo un período más prolongado de aridez. Los sitios son escasos durante este período. Posteriormente llegaron a esta área nuevos grupos humanos, distintos tanto cultural como genéticamente. Existen cambios en la tecnología, en la forma en que enterraban a sus muertos –comienzan a utilizarse las estructuras de rocas conocidas en Patagonia como chenques- y en la forma en que aplicaban los pigmentos en estos entierros, como mostraron los estudios realizados con Montenegro y coautores. Los estudios genéticos realizados por Moraga y Galimany mostraron también que hubo un reemplazo de las antiguas poblaciones humanas por otras que  llegaron poco antes de la entrada de los europeos.

Es poco lo que sabemos de los años previos al contacto. Los fechados que obtuvimos en un médano en el curso medio del río muestran que éstos se siguen utilizando. Por otra parte, probablemente a este período corresponden unas estructuras circulares de rocas ubicadas al sur de Lago Argentino, datadas mediante líquenes por Borrazzo y Borrero, así como también estructuras consistentes en circunferencias concéntricas formadas por una sola hilera de rocas identificadas tanto en el curso medio del río como al sur del Lago Argentino. La existencia de estos distintos tipos de estructuras indica que para esta época los antiguos habitantes de la zona usaban los espacios al aire libre y los equipaban, es decir, que lo modificaban para su utilización futura (ver Circunferencias y círculos de rocas en la Sección Líneas de Evidencia).

Cabe señalar, por otra parte, que en el marco de los rescates en relación con la construcción de las presas sobre el río Santa Cruz, recientemente se han recuperado tiestos (fragmentos de cerámica) en médanos tanto en el curso superior como en el medio del río, lo que constituye un hallazgo novedoso para este sector del espacio. Lamentablemente, carecemos aún de cronologías para estos hallazgos aunque, teniendo en cuenta los fechados obtenidos al norte de este espacio y la probable dispersión de esta tecnología de norte a sur, como han sugerido otros investigadores, es probable que corresponda a este último período.

Por otra parte, si bien los resultados de las investigaciones realizadas sugieren que existieron distintos grupos humanos al norte y sur del río, hubo interacciones entre ellos, tal como lo indica la presencia de materias primas que proceden de uno de estos espacios en el otro (por ejemplo, la obsidiana negra) y, más recientemente, el hallazgo de arte rupestre en la margen sur de de la cuenca del río Santa Cruz que se parece más al de los cañadones de la margen norte del río, que al existente al sur, en la zona de Lago Roca. 

La diferencia existente en las técnicas de talla utilizadas no puede ser atribuida, en principio, al tipo de roca, un aspecto que debe continuar siendo investigado.

En lo que hace a los motivos y técnicas rupestre, en la margen sur de la cuenca, en las tareas de relevamiento y rescate realizados en relación con la construcción de la presa Néstor Kirchner (ex Cóndor Cliff), se identificaron grabados rupestres en la localidad arqueológica de La Porfiada. Estos se  asemejan a los existentes en la margen norte de la cuenca, con la presencia de reticulados, pisadas humanas y tridígitos. Las pisadas humanas grabadas no se han identificado hasta el momento más hacia el sur. Las similitudes y diferencias existentes están siendo estudiadas en mayor profundidad. 

En La Porfiada existen además negativos de manos que son frecuentes al norte del río Santa Cruz y que, al sur de la cuenca, están únicamente presentes en las localidades arqueológicas de Walichu-Punta Bonita, en Lago Argentino.

La similitud entre los motivos y técnicas identificados en La Porfiada y los existentes en los cañadones del norte de la cuenca del Santa Cruz podrían indicar circuitos de movilidad de las poblaciones humanas. Éstos pueden haber variado a través del tiempo, lo que puede explicar algunas de las semejanzas y diferencias encontradas en lo que respecta al material tallado y al arte rupestre, tema que debe continuar siendo estudiado. Los análisis de SIG realizados se han centralizado en entender cuáles fueron las vías más probables de circulación entre estos espacios.

Por último, los rescates en relación con las presas sobre el río Santa Cruz han permitido identificar la continuidad en las técnicas de talla en tiempos históricos, como lo indica la presencia de raspadores confeccionados sobre vidrio industrial. Estos hallazgos complementan los realizados por investigadores como J. B. Belardi y coautores al sur de nuestro espacio de estudio, en cercanías de la Reserva/Comunidad Aonikenk (tehuelche) de Camusu Aike. Como estos autores mencionan, estos hallazgos dan cuenta de la desarticulación de las poblaciones que ocupaban estos espacios con el poblamiento europeo/criollo.